Escriben Iara Urbina y Nylva Hiruelas/ Gran Angular
Eduardo Gudynas, secretario ejecutivo del Centro Latinoamericano de Ecología Social (CLAES), analiza la necesidad de caminar hacia una sociedad post extractivista.
Los tiempos de crecimiento económico están quedando atrás, y la región latinoamericana se enfrenta a unos promedios muy modestos. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI) las previsiones de crecimiento están por debajo del 1%, tras haber sostenido tasas superiores al 6% durante varios años. La reducción del precio de las materias primas en el mercado internacional, el menor crecimiento de la economía china y el estancamiento de la zona euro se señalan como una de las causas. Entre las recetas para mejorar la situación se apunta a la diversificación de la capacidad productiva o el aumento de la productividad.
Sin embargo, poco suena en el discurso público el denominado “post extractivismo”, una propuesta que más allá de poner parches a los problemas, considera necesario abandonar la clásica defensa del crecimiento económico como meta y necesidad del desarrollo, y volver a enfocarse en la calidad de vida de las personas y la conservación ambiental. Eduardo Gudynas, secretario ejecutivo del Centro Latinoamericano de Ecología Social (CLAES) nos habla sobre ello. Además le responde al ministro del Ambiente, Manuel Pulgar-Vidal, quien descalificó sus propuestas.
“Dentro de las diversas opciones de cambio que propone el post extractivismo todas tienen en común reconocer que no se puede vivir de aquí a la eternidad vendiendo materias primas, hay que salir de la dependencia extractivista”, sostiene Gudynas. “Hay países que no dependen del extractivismo, pero son consumistas. Hay países que generan extractivismos en la periferia; por ejemplo, el alto nivel de consumo de los países industrializados, es a costa del extractivismo en nuestras naciones porque somos nosotros quienes les vendemos la materia prima. Lo que está claro es que esas estrategias de desarrollo son insostenibles, nos van a llevar a la catástrofe ambiental y social”, explica.
“El post extractivismo no propone prohibir la minería, propone salir del modelo extractivista”, sentencia y agrega que “si bien las actividades extractivas generan un ingreso importante, no es determinante como los impuestos internos, asimismo es un sector que genera muy poco empleo, hay pérdida de tierras de cultivo, meses de conflicto social e intervención de las fuerzas de seguridad”. Una de las medidas que proponen desde CLAES es reducir los emprendimientos de megaminería más contaminantes -y que dependen del exterior-, para pasar paulatinamente a la explotación de recursos minerales para cubrir las necesidades de los mismos países de la región.
Los discursos de diversificación económica que abandera el presidente Humala parecen quedar lejos de una economía que sigue apostando por el modelo extractivista como reflejan los recienten datos económicos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) que revelan que la minería y la pesca, actividades primario-exportadoras han crecido, mientras que la industria o la construcción decrecen. Gudynas comenta al respecto que “en el Perú parece que existiera una teología del extractivismo, es una fe ciega, más allá de toda la acumulación abrumadora de pruebas de todo el planeta y de Perú sobre los impactos sociales, económicos y ambientales. Todo el potencial que el país tiene en el sector agropecuario y forestal, desaparece debajo de la minería y el gas natural”.
“El fortalecimiento agropecuario produce alimentos, entonces bajan las necesidades de importarlos y tener que vender petróleo o minerales para importar comida; el otro gran rubro es la inversión en la reforma del sector energía, para ir abandonando una matriz de energía dependiente del petróleo e ir dándole más sustento a fuentes alternativas sostenibles,”, propone el investigador.
Explica que para reorganizar la economía, una tarea pendiente es la reforma del sistema tributario porque “hay actividades extractivistas que son baratas porque realmente transfieren costos económicos a la población local, a los municipios o a los departamentos; entonces hay que sanear eso, la producción extractivista tiene que reflejar su verdadero costo”. “Planteamos incluir el costo de contaminar el agua en el precio del mineral y vamos a capturar parte de ese valor mediante un tributo, para que esté en manos del Estado y puedan descontaminar el agua”, añade.
“El ministro del Ambiente tendría que ser el principal defensor de la biodiversidad”
Las propuestas de Gudynas sin embargo se encontraron con el rechazo del ministro del Ambiente, Manuel Pulgar-Vidal. “Es muy raro, y solo ha sucedido aquí en Perú, que la descalificación venga del ministro del Ambiente, quien tendría que ser el principal defensor de la biodiversidad, no de los inversionistas”. “Él está criticando cosas que nosotros no afirmamos ni sostenemos, nosotros no estamos en contra de la inversión extranjera; además el mandato que tiene un ministro del Ambiente, tanto por la agenda dentro del Perú, como por la agenda ambiental global, lo obligarían a que sea post extractivista, entonces me resultaría más comprensible que surja una crítica desde un Ministerio de Minas”.
Sobre los decretos y leyes, que se han promulgado durante el gobierno de Ollanta Humala, que rebajan los estándares ambientales, el analista explica que “los Ministerios del Ambiente sanos, vigorosos, modernos, son los que fortalecen, amplían las exigencias de controles ambientales y lo elevan. Ahora, tampoco se puede analizar un Ministerio del Ambiente fuera del contexto de cómo funciona un gobierno, porque en muchos países los Ministerios del Ambiente son carteras, secretarías que tienen mucho menos poder que un Ministerio de Economía o un Ministerio de Minas”.
Sobre la relación que Pulgar-Vidal estableció en un artículo publicado en el diario El Comercio, donde relacionó las ideas de Gudynas con las de un movimiento de izquierda, él comenta: “Nosotros no entramos en una agenda partidaria nacional; es decir, las disputas que tengan diferentes sectores de gobierno con diferentes partidos políticos de oposición, es un terreno donde nosotros no entramos. Nosotros abordamos las propuestas del post extractivismo en el plano académico y práctico, desde la sociedad civil, no desde una agenda partidaria”.
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